Por Leonardo Dalmao. ¿Para qué el diálogo social pregunto el presidente?

Fue una pregunta retórica, es obvio que el Presidente sabe la respuesta y también se confirma una

vez más que tanto él como todo el gobierno y la coalición de derecha no apuestan a construir

puentes y diálogo con los diferentes actores que tiene una sociedad. Y en plena pandemia además,

dato que no es menor.

Más allá de la anécdota –un presidente que a un año de comenzar su gobierno se presenta frente a

periodistas ofuscado y ansioso, lo que claramente no es buena señal- de las reiteradas preguntas

que Luis Alberto Aparicio Alejandro Lacalle Pou les hacía a los periodistas, muestra y confirma una

manera de gobernar que responde a una forma de ver el mundo, tecnocrática, neoliberal y de

espaldas a un pueblo, que solamente sirve en momentos de campaña electoral.

Uno de los cometidos principales de la OIT (Agencia de la ONU) es justamente promover el

desarrollo del diálogo social en sus 187 Estados miembros y tiene buenas razones para hacerlo, en

su propia página establece que:

– “El diálogo social es esencial para hacer frente a las consecuencias de la COVID-19. Los acuerdos

entre gobiernos, empleadores y trabajadores ayudan a proteger a los trabajadores, las empresas y

las economías durante la pandemia de COVID-19”.

– “El informe Social Dialogue, Skills and COVID-19 (Diálogo social, habilidades y COVID-19) sostiene

que el diálogo social y la negociación colectiva pueden ayudar a construir economías más inclusivas

y sostenibles, donde los beneficios del crecimiento sean distribuidos en toda la sociedad”.

– “En estos momentos difíciles, el diálogo social nunca ha sido tan importante”, declaró Guy Ryder,

Director General de la OIT. “Nos ayuda a construir la resiliencia y a encontrar caminos para avanzar

durante la crisis. Cuando es necesario tomar decisiones importantes, nos ayuda encontrar

soluciones legítimas y aceptadas. Además, el diálogo social contribuirá a promover el aprendizaje

permanente y el desarrollo de competencias cuando pasemos a la fase de recuperación”.

Un ejemplo de ello fue el acuerdo al que se llegó en el 2020 previo a semana de turismo entre el

SUNCA y las gremiales empresariales y que además el gobierno refrendó, lo que logró minimizar

riesgos de propagación del coronavirus en el sector, que involucraba directamente a 45 mil

trabajadores.

Diálogo social que podría en un momento crítico de pandemia lograr grandes acuerdos nacionales

para realmente transformar la repetida frase de “de esta salimos entre todos” en una realidad

concreta.

Tanto la ONU como el gobierno y las organizaciones sociales saben para qué sirve el diálogo social

y por ello es una decisión política el llevarla a cabo o no. Saben que profundiza la democracia, que

la eleva a un nivel superior, que se avanza, pues es parte de la democracia participativa que incluye

a la representativa –la derecha se esfuerza en mostrarlas como contradictorias, para ello basta ver

a la senadora Bianchi en el programa “Algo que decir” del 26 de marzo pasado- y que logra que los

propios ciudadanos mantengan un rol activo en la resolución de los problemas sociales, haciéndose

cargo y verdaderamente responsables.

Para construir diálogo social es necesario que los colectivos estudien, analicen, propongan,
demuestren, negocien y por lo tanto el fruto de ese proceso será un gran consenso del cual todos
se sentirán involucrados y parte activa. De esa forma se pone en práctica la “libertad responsable”,
de lo contrario se puede volver una excusa para que el Estado, justamente no se haga cargo ni
responsable, trasladándole a los individuos, una carga que es socialmente producida.
Sin embargo, estamos frente a un gobierno que políticamente opta por el camino de la toma de
decisiones en solitario sin escuchar otras voces socialmente legítimas. Y es entendible ya que un
proyecto de sociedad neoliberal de recortes de derechos y de retrocesos de conquistas del campo
popular no se realiza con diálogo, al contrario, se lleva delante de forma vertical y autoritaria.
La LUC es un claro ejemplo, en su creación, desarrollo y concreción. Con un capítulo muy importante
dedicado a establecer un marco jurídico de represión y criminalización de la lucha social y con otro
capítulo en donde crean un sistema educativo público vertical y autoritario, eliminando los espacios
democráticos y de diálogo. Solo así se logran los claros recortes en educación y solo así se logra el
caos con el que comenzamoslas clases, en medio de una improvisación pocas veces vista y que tiene
su peor cara en los niños que se quedaron sin comedor escolar, en plena crisis social y económica.
Evitar el diálogo es también evitar un referéndum que obligaría a discutir y a resolver entre todos.
Para evitar el diálogo es que también se construye desde los grandes medios de comunicación
masivos –parte activa e interesada- un blindaje mediático al gobierno, que ya ha comenzado a tener
fisuras desde el momento que vemos a un presidente tenso y enfrentándose a periodistas aludiendo
además, sentirse sumamente presionado.
Presidente, alivie esa tensión y escuche a la ONU, convoque a un gran diálogo social para que
realmente de esta, salgamos entre todos.
Leonardo Dalmao.

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