Estamos escribiendo esta columna momentos antes de hacer 85 km hacia Salto para participar en la marcha por Palestina. Otra marcha más como parte de este “clamor” mundial, cada vez más fuerte, cada vez más repetido en tantos lugares del planeta, por el fin del genocidio del pueblo palestino, por la paz, por el derecho a ser libres, a vivir en su tierra, por ser reconocidos como seres humanos. Esta marcha tiene, en Uruguay, la característica de realizarse en todo el país, de tener expresión en los 19 departamentos. Que satisfacción produce el constatar que nuestro pueblo no es indiferente al dolor que sufren otros, aunque esté a miles de km de los hechos. Justo en estos días que hemos conmemorado el aniversario de la caída del “Ché” en Bolivia, el “guerrillero heroico”, el que nos sigue impulsando a ser capaces de sentir, “en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo”.
El diputado comunista Ofer Cassif,… “que integra el Parlamento de Israel, se encuentra realizando una gira por distintos países denunciando el genocidio en Palestina (afirmó que) en Gaza hay genocidio y tenemos que decir esto. Para mí es una vergüenza que demasiados gobiernos del mundo y líderes, incluso a veces de izquierda, tienen miedo de decir la verdad: que hay genocidio en Gaza. Pero tenemos que decirlo” (El Popular, 26/09). En otro semanario el diputado israelita dijo que: “me suspendieron en octubre del 23 por 45 días, porque dije que el gobierno quería violencia, que el ataque contra Gaza no fue por seguridad de Israel ni para liberar a los rehenes sino para aplicar el plan genocida de (el ministro de Finanzas)Smotrich. Se llama Plan Subyugación y él lo presentó en 2017” (Brecha, 03/10). En esa misma entrevista Cassif dijo, “Israel no es una democracia, es una etnocracia. Una etnocracia es cuando los dueños de un país son un grupo étnico determinado… Hay que tener claro que Israel nació como un Estado con supremacía judía, mientras que el valor más básico de una democracia es la igualdad ante la ley”.
Se está anunciando un cese del fuego en base a un plan propuesto por Trump, el presidente ultraderechista de EEUU. Más allá de todas las suspicacias que se generan en torno a este acuerdo, por las condiciones que tendrá que aceptar el pueblo palestino, por las inmensas dudas respecto a que Netanyahu, el presidente israelí, lo respete luego que se liberen a los rehenes, por quien lo propone ya que, los EEUU son parte del conflicto, como lo han sido siempre, todas las esperanzas están centradas en que se concrete la paz.
Las negociaciones se están llevando adelante en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij con la mediación de Egipto, EEUU, Qatar y Turquía. el jefe negociador de Hamas, Jalil al Haya, dijo que están listos para llegar a un acuerdo pero que requieren garantías ya que “a lo largo de la historia la ocupación israelí nunca ha cumplido con sus promesas” ( y planteo la necesidad de )estabilidad, libertad, establecimiento del Estado y la autodeterminación (para el pueblo)…la retirada de la ocupación de Gaza, y la liberación de todos los rehenes israelíes vivos y muertos a cambio de los presos palestinos….Por su parte, el titular de la Agencia de la ONU para los refugiados de Palestina en Medio Oriente, Philippe Lazzarini, afirmó: En Gaza, durante dos largos años, la población no ha conocido más que destrucción, desplazamientos, bombardeos, miedo, muerte y hambre” (la diaria, 7/10).
Urge la paz entonces, luego, exigir el cumplimiento de los acuerdos. También es necesario, como señalamos en otras columnas, hacer el esfuerzo de tener una mirada más larga sobre la “situación palestina”. Porque no todo comenzó el 7 de octubre del 23, porque se ha impuesto una visión muy interesada, favorable siempre a Israel. En este sentido consideramos que es una obligación ética conocer la historia de cómo se conformó Israel, del nacimiento del sionismo a fines del siglo XIX, de las distintas etapas de la ocupación de Palestina por parte de diferentes generaciones de judíos, de la destrucción de ciudades y el desplazamiento forzoso, de la agresión, el maltrato y la humillación, en fin, del “genocidio permanente”.
Daniel Dalmao