Masacre en Rio de Janeiro: una política represiva que tiene sus adeptos en Uruguay

El martes 28 de octubre, la televisión nos mostraba imágenes que llegaban desde Rio de Janeiro (RJ) de una acción policial contra el denominado Comando Vermelho (CV), una de las organizaciones criminales más conocidas de Brasil. En ese momento ya se hablaba de por lo menos 60 muertos, entre ellos cuatro policías, luego se confirmó que el número aumentaba a 121 según cifras oficiales, aunque varios medios periodísticos afirman que serian más de 130. En todo caso, ya se puede afirmar que esta es la matanza generada por una intervención policial más grande de la historia de Brasil, superando a la ocurrida en la cárcel de Carandirú en San Pablo en el año 1992, la que dejó un saldo de 111 muertos. Un hecho que llamó mucho la atención, fue que los habitantes de la favela que buscaban a sus familiares desaparecidos, encontraron decenas de cuerpos en la llamada “Serra da Misericordia” en una zona boscosa, los que fueron trasladados por ellos mismos a la plaza “Sao Lucas”. Según el testimonio de los familiares, muchos de ellos tenían claras señales de haber sido ejecutados luego de ya estar detenidos.

La seguridad pública en Brasil depende de cada Estado. En el caso del Estado de RJ, su gobernador es Claudio Castro del Partido Liberal (PL), el mismo partido de Bolsonaro. Para este gobernante de extrema derecha, la operación, que él decidió, fue “todo un éxito”. Es que el tema de la “seguridad” es un caballito de batalla de la derecha en todo el mundo y más cuando están cerca los tiempos electorales. “Cuando la gente tiene miedo, vota derecha”, decía un personaje de una serie italiana que representaba a un político corrompido.

En Uruguay rápidamente aparecieron voces afines a esta forma de encarar la seguridad pública. El senador del Partido Nacional, Sebastián Da Silva tuiteó: “Algún día haremos algo parecido por acá”. No solo políticos de derecha expresan un pensamiento conservador al respecto. La fiscal de Corte-interina- Mónica Ferrero, que fue al parlamento por temas .presupuestales, advirtió a los senadores: “¡Miren lo que está pasando en Río de Janeiro!…Si no tomamos medidas y medidas serias, esto se nos viene con un empuje impresionante” (citado por El Observador). Casualmente, la Ministra de Seguridad argentina, Patricia Bulrich, también dijo que el CV y el Comando Capital (CC) se podrían trasladar a su país, lo que fue desmentido, según el diario Página12, por dos informes de inteligencia. Otro senador blanco, Javier García, publicó en la red social X: “Es necesario que el poder ejecutivo despliegue en frontera con Brasil al ejército. La situación en Brasil de enfrentamiento con bandas narcos hace que se deba impedir con todos los medios el ingreso a UY de bandas armadas desde allí”.

El Portal Vermelho (Brasil), en una nota titulada “Inteligencia Vs militarización” cita a Ana Pinedo, académica de la Universidad de Río: “Seguridad pública no es guerra. Es política de Estado, exige inteligencia, coordinación federativa y soberanía internacional. Ninguna nación construye seguridad verdadera si adopta la guerra como método de gobierno” (4/11). El mismo portal en su editorial del 30/10, “Masacre en RJ: el modo fracasado de combate al crimen”, transcribiendo a la diputada federal Jandira Fegalhi: la política de seguridad de Río es la política de la masacre. Es usar el miedo y el dolor para hacer política electoral”.

Gabriel Feltran, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia le dijo a Brecha (31/10): “Llevamos 40 años haciendo esto en este país: combatir el crimen generando más crimen. Sin efectividad alguna… es evidente que el control territorial armado por grupos criminales es un problema serio. Pero hay ya datos evidentes de que esta política pública no funciona…las personas que mueren en la línea de fuego de uno y otro lado son reemplazadas al día siguiente. No se modifica el control territorial que ejerce el CV, nada. Lo que se hace es derramar mucha sangre en la favela para saciar la sed de la opinión pública de una guerra que “limpie” el país”.

Está claro que políticas que generan desigualdad, pobreza y marginación tienen como consecuencia sociedades con grandes problemas de seguridad. También que políticas que solo reprimen violentamente no resuelven estos problemas, no es así en ningún lado.

El tema es construir otra sociedad que supere el capitalismo y esto no solo es posible, sino necesario.

Daniel Dalmao