Está transcurriendo la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Este organismo internacional está conmemorando su 80 aniversario, fue fundado en 1945 después de la Segunda Guerra Mundial. La ONU tiene entre sus objetivos prevenir los conflictos, promover el desarrollo sostenible, los derechos humanos y la asistencia humanitaria contando hoy con 193 miembros. Este año, entre los temas debatidos destaca la angustiosa situación del pueblo palestino. Se están abordando además otros temas como la guerra en Ucrania, el cambio climático y la igualdad de género y la inteligencia artificial y su gobernanza.
En esta instancia internacional vienen teniendo importante protagonismo algunos presidentes de izquierda latinoamericanos, alzando su voz para exigir el fin del genocidio del pueblo palestino por parte del gobierno de Israel. La contracara a esta actitud humanitaria y a favor de la paz la componen los mensajes de presidentes con una concepción de ultraderecha autoritaria.
El primer presidente en hablar, como es tradición, fue el de Brasil, Luis Ignacio-“Lula”-Da Silva. Lula, luego de afirmar que el ataque de Hamas del 7 de octubre es indefendible dijo, “(pero) nada, absolutamente nada justifica el genocidio en curso en Gaza. Allí, bajo toneladas de escombros están enterradas decenas de miles de mujeres y niños inocentes. Allí también están sepultados el Derecho Internacional y el mito de la superioridad ética de Occidente. Esta masacre no sucedería sin la complicidad de los que podrían evitarlo… el pueblo palestino corre peligro de desaparecer” (tomado del portal Vermelho).
Gustavo Petro, presidente de Colombia, propuso enviar a Gaza una fuerza armada que detenga el genocidio. “La ONU debe empezar su cambio deteniendo el genocidio en Gaza…No con una votación del Consejo de Seguridad, sino conformando una fuerza armada para defender la vida del pueblo palestino… No hay raza superior. No hay pueblo elegido de dios. No lo es Estados Unidos ni Israel… el pueblo elegido de dios es la humanidad”.
El presidente de Chile Gabriel Boric, expresó: “Hoy, 2025, son miles los seres humanos inocentes que pierden la vida solo por ser palestinos, tal como hace 80 años millones la perdían solo por ser judíos… Yo no quiero ver a Netanyahu destrozado por un misil junto a su familia, quiero ver a Netanyahu y a los responsables del genocidio contra el pueblo palestino enfrentados a un tribunal de justicia internacional” (tomado de Prensa Presidencial, Chile).
Por su parte, el presidente uruguayo, Yamandú Orsi, sin mencionar directamente a Israel en su discurso señaló, “es cierto que toda nación tiene el derecho a un territorio y a un gobierno propio” …(sin embargo) Orsi afirmó que “ningún Estado que se precie de democrático y de vivir bajo el mandato del derecho internacional puede, aun bajo el legítimo derecho de defenderse contra el terrorismo, ejercer la barbarie sobre ninguna población civil, menos aún contra personas especialmente vulnerables e indefensas” (tomado de” la diaria”)
Más de 150 países han reconocido ya a Palestina como un Estado, entre ellos Uruguay, además, y seguramente empujados por esta horrible agresión que lleva adelante Israel, recientemente varios países han decidido hacer el reconocimiento también, entre otros Francia, Reino Unido, Canadá, Portugal, Bélgica, Australia, etc. Otros, como España e Irlanda ya lo hicieron el año pasado. El autoritario presidente estadounidense sin embargo, le negó el ingreso a la delegación palestina a EEUU para participar presencialmente en la Asamblea General de la ONU.
En Uruguay, el Frente Amplio se ha expresado múltiples veces en solidaridad con el pueblo palestino y reclamando el fin del genocidio, también el PIT-CNT y diversas organizaciones sociales. Es de destacar que también varias organizaciones integradas por judíos lo han hecho. Las movilizaciones y actividades solidarias han sido muy frecuentes. Sin embargo la derecha uruguaya ha evitado hacerlo y siempre antepone excusas injustificables.
Palestina no está sola, sin duda, el clamor solidario en el mundo es inmenso. ¿Quién puede no ser parte de ese clamor y dormir tranquilo?
Daniel Dalmao

